sábado, 22 de junio de 2013

Tiempo

A veces no sabemos esperar... nos desespera contar las horas, minutos, segundos, perdemos el tiempo contando al tiempo, dejamos de lado la vida de verdad y controlamos nuestras acciones con horas determinadas... todo tiene que ser exacto, si llegas antes a un lugar, te aburres pero eres una persona puntual, si llegas tarde te acusan de que lo has hecho esperar... todo es tiempo, tiempo, tiempo, tiempo.
El ser humano es cuerpo, alma y tiempo, porque el tiempo es lo único que no podemos comprar, pero es lo que más desperdiciamos, incluso más que el agua, más que las ideas, más que la felicidad.
El tiempo nos dice cuando estamos en lo correcto, y el tiempo nos dice que cuando cometemos un error, ni el mismo, lo puede curar.
El tiempo se nos va de las manos, un ahora, ya se convierte en un después, en cuanto terminamos de pronunciar la última letra de esa palabra.
El tiempo nos enseña, nos castiga, nos premia, nos mata, nos da felicidad, calma o impacienta una espera.

El tiempo es limitado, a su vez podemos hacerlo eterno, sólo tenemos que saber vivir, no contándolo, pero sí teniendo en cuenta que es valioso, y que cada cosa que hacemos tiene una consecuencia, y que lo que no hacemos no vuelve a tener su tiempo para realizarlo.

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