jueves, 6 de enero de 2011

"¿Qué harías si no tuvieses miedo?"


Esto de no tener internet en casa me está dando más de un dolor de cabeza, por el hecho de no poder publicar, me siento con la manos atadas... me deprime bastante la situación. Cada noche me dedico a esto, cada noche escupo palabras cada segundo, minutos, puedo estar horas en lo mismo, pasan por mi mente muchas cosas que plasmo. Tengo una especie de angustia porque acopio textos que cuando sean publicados quizás su fecha de vencimiento ya se haya cumplido.
 Hace un tiempo un pequeño amigo me recomendó leer el cuento “quién se ha llevado mi queso”, hasta hoy no lo había leído ¿por qué? Simplemente no me daban ganas de hacerlo, confieso que subestimé aquel título… pues no vi más allá de esa frase ¡vaya error! Pero bueno, sé muy bien lo sabia que es la vida, y sé que estaba reservando aquella lectura para un momento como este, un momento en el cual me siento algo triste-nostálgica-aproblemada… joder que combinación.
Quién se ha llevado mi queso es un cuento que trata sobre los cambios… palabra que me pone algo nerviosa, aunque no creo ser la única con esa sensación, a cualquiera se le erizan los cabellos con sólo pensar que su vida puede cambiar, en que su estabilidad se puede ver modificada.
Como decía, este cuento habla de dos personitas y dos ratoncitos (haré esto lo más resumido posible) estos 4 personajes dependían de poder encontrar queso en medio de un laberinto para vivir, por ello comenzaron la búsqueda de este, siendo los primeros en encontrarlo, aquellos ratoncitos, seguidos por las personitas… cuando este queso se acabó un día, las personitas no pudieron hacer otra cosa más que quejarse y sorprenderse de esta repentina (para ellos) desaparición de su alimento, mientras que los ratoncitos (que ya habían visto venir la situación) buscaron nuevo queso… tras un arduo trabajo lo encontraron ¡y vaya que reserva de queso, antes jamás vista encontraron! Mientras tanto las personitas, opresadas bajo sus propios miedos e inseguridades, víctimas de sus creencias, pasaron días de hambre, desolación, estaban irritables y se culpaban mutuamente de aquel infortunio, hasta que un día uno de ellos decidió salir de ahí y ver que había más allá, mientras que el otro terco como el solo se quedó allí… sin más remedio y después de haber intentado persuadir por medio del razonamiento a su compañero, partió solo en esta travesía, en ocasiones ese miedo a lo desconocido lo atormentaba, pero luego pensaba en ese nuevo queso que “tal vez” encontraría, pues nada era seguro, aunque a su parecer cualquier situación podría ser mejor que estar ¡de brazos cruzados sin hacer algo! Días y días de búsqueda, entre que encontraba algo y no, un día por fin dio con ¡la gran reserva! Cual fue su sorpresa al llegar, ¡montañas de queso! ¡nuevos tipos de quesos que jamás había imaginado! Y allí estaban los ratoncitos muy satisfechos de queso, pues habían encontrado esta reserva mucho antes, habían aceptado el Cambio y cuando el queso se movió ellos fueron con él, sin miedo a lo que encontrarían, sin opresiones internas.
Lo que acabo de narrar anteriormente es bastante breve, he omitido algunos detalles, en realidad bastantes, mi intención es hablar del significado en si…
La palabra fundamental de este cuento es: Cambio, si bien muchos autores hablan de este fenómeno, algunas lecturas me resultan bastante aburridas… pero este cuento me pareció todo lo contrario, es sencillo y de fácil digestión… ¡perfecto, para cuando no se quiere leer tanto! Lo bueno es que cada persona puede darle su interpretación según diferentes enfoques de su vida, unos en el trabajo, otros en la familia, con las relaciones, etc.
Es bastante divertido entrar a analizar la situación individual, en mi caso, esa palabra suele causarme dolor de estómago, siempre me ha gustado la estabilidad, mientras menos cambios más seguridad siento, pero vaya contradicción cuando hablo de mi futura carrera, educación diferencial busca una sociedad más inclusiva, ¡busca cambios! ¡micros y macros cambios! Tendré mucho trabajo en acostumbrarme a los cambios, unos por aquí, otros por allá, de hecho el vivir lejos de casa, ya me resultó un dolor de cabeza crónico, pasar de un hogar seguro en el cual tenía todo lo que necesitaba; tenía a mis amigos, una familia que me apoyaba siempre, comida, abrigo, etc,  a llegar a un lugar en donde no conoces a nadie, donde sientes que cada paso que das en aquellas desconocidas calles son un desafío y que cuando llegas a casa nadie te espera, ni con comida, ni con la casa temperada… ¡nada! debo decir que es una escena bastante lúgubre. Resulta que eres sólo tú en un abismo sin salida… tienes dos opciones: lanzarte y ver si abajo hay algo que sujeta tu caída y la hace más suave o vivir en la orilla, esperando que las soluciones te caigan por obra del espíritu santo. Ambas opciones no son muy esperanzadoras, pero aparentemente y después de una ardua reflexión, una es mejor que la otra. Cabe mencionar; en el caso de que ese “poder mágico” que se espera jamás llege, tu vida va perdiendo las esperanzas, el sentido y cuando ya nada más te importe, igual terminarás lanzándote de aquel abismo, ¿gracioso no? de todas formas una lleva (en un desesperado caso), a la otra, ¿será que la desesperación también contribuye a buscar otros caminos? A mi me parece que sí.
Cito: "¿Qué harías si no tuvieses miedo?" de seguro sería una persona más segura de mi misma, de seguro estaría escribiendo una gran historia para publicar, de seguro mi mente volaría más lejos de lo que lo hace ahora, mis palabras serían más libres, correrían por las páginas, se reherían y hablarían entre ellas, de seguro esa persona que se marchó de mi vida jamás lo habría hecho, de seguro sería muy feliz…
¿Cuánto cuesta realmente descubrir que tienes miedo y que ese miedo te impide hacer las cosas bien?, ¿cuánto debes sangrar y llorar para poder decir, de una buena vez ¡todo es culpa del miedo que jamás quise reconocer!? ¿cuánto…? por lo visto, bastante.
A veces el miedo te ayuda, ya que, por miedo haces las cosas, lo malo es cuando por miedo dejas de hacerlas, y tornas tu vida algo vacio, un tanto amargado y triste. En ocasiones se gana en otras se pierde, pero cuanto cuesta aceptar eso… perder es el peor combustible del miedo, nos condiciona a pensar que cada vez que intentemos algo el fracaso nos esperará, generando así, miedo. ¡Pero! no es nuestra culpa del todo el sentir miedo al fracaso, no tenemos la culpa de que en estos tiempos el perder sea algo malo, jamás lo ha sido… en muy pocos lugares del mundo perder significa ¡inténtalo de nuevo!, en muy pocos lugares el ganar y perder no existen… si no el empate.
Quizás nos falta un poco de eso, nos falta recordar que como seres humanos tenemos derecho al error (cuidando de no exagerar con este recurso) y que al no ser perfectos, estamos a la deriva de cometer equivocaciones… pero como seres pensantes seremos capaces de encontrar la solución a los errores.
Al final la vida es un juego de ensayo-error, no podemos simplemente no hacer las cosas por miedo, ni no se sabe realmente y de forma personal, el tipo de consecuencias que mis actos podrían traer… es mejor intentar, “ensuciarse las manos” como se dice, para luego poder saber a quedarse con las manos limpias y con la incertidumbre sobre tu espalda.
Esto nos lleva a pensar que jamás seremos dueños de nuestro “queso” si no somos capaces de buscarlo, de seguirlo, si no somos capaces de ver más allá de las circunstancias. A veces, creo yo, no es malo despojarse de nuestras creencias, siento que ellas son las culpables muchas veces de que nuestros progresos se vean retrasados, hay que desechar esos prejuicios, los miedos, las inseguridades, el terror de pensar en el que dirán… o ese rechazo a las cosas desconocidas. Desde tiempos remotos el ser humano teme a lo que no conoce, le teme a lo que no puede darle una interpretación, de allí nacieron los dioses, la mitología, los vampiros, las brujas y cuanta cosa fue capaz de crear la mente humana temerosa, lo peor de todo es que a causa de ese miedo fueron capaces de muchas cosas, atroces a mi juicio, aún recuerdo como personas que nacían con discapacidad eran sacrificadas por el simple hecho de ser diferente, o por ejemplo las personas que eran zurdas eran catalogadas como brujos o seres retardados y para que hablar de los que no creían en “dios” ¡pobre de aquellos!, calificados de satánicos siendo enviados directamente a la fosa por no creer… esto y mucho más, no son más que un claro ejemplo de lo que ha significado el miedo a través de la historia.
Pues ahora hago la siguiente pegunta ¿estás dispuesto a dejar que el miedo se haga dueño de tu vida, o vas a dirigirla tu mismo?, sólo te recuerdo que si tomas el camino cobarde no pienses en tener una vida feliz… y si tomas el sendero correcto tampoco pienses que la felicidad es como el jugo instantáneo, que abres el envoltorio lo hechas al agua, revuelves y ya está listo para beber… el verdadero camino a la felicidad y auto-realización está pavimentado de grietas, que te harán tropezar y hasta caer, una y otra vez, pero eso lo hace más interesante, ¿no crees?. (29/30-12-2010)

2 comentarios:

  1. wow wow wow me encanto tu analisis!, especialmente lo que hablas del miedo, me siento tan identificado!!!

    Yo pase por muchas situaciones de miedo y realmente me limite a quedarme a esperar esa "magia" y me doy cuenta que es muy frustrante.
    Muy pocas veces me anime a salir, manejar el miedo a mi favor, cuando salgo me siento bien, como que el alma se me llena con alegria y sensasiones parecidas :D

    O no entiendo como llegue a hacer esa cosa que tanto miedo le tenia!

    El miedo nos prepara para lo que puede venir, tenemos que usarlo a nuestro favor y no en contra.

    mmm es una situacion dificil, tanto tiempo conviviendo con el miedo :S


    Me gusta leerte!

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  2. Claro te entiendo, lo mejor que se puede hacer es usar el miedo a favor y tener cuidado de que eso no se invierta, el miedo te limita, te hace inútil (N)!

    haha ^^ muchas gracias, me gusta leerte tambien : D!

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